miércoles, 1 de diciembre de 2010

Ver lo que antes no había sido capaz de percibir...

"Una noche, mientras un abuelo le leía un cuento a su nieta de cuatro años, ella levantó la vista y dijo: “¡Abuelito, mira las estrellas!”. El anciano sonrió amablemente y dijo: “Estamos dentro, cariño; no hay estrellas aquí”. Pero la niña insistió: “¡En tu habitación hay estrellas! ¡Mira!”.
El abuelo alzó la mirada y, para su sorpresa, notó que el techo estaba salpicado de destellos metálicos. La mayor parte del tiempo eran invisibles, pero cuando la luz se
reflejaba de cierta manera en ellos, realmente parecían un campo de estrellas. Fueron necesarios los ojos de una niña para verlos, pero allí estaban.
A partir de aquel momento, cuando el abuelo entraba en su habitación y alzaba la vista, podía ver lo que antes no había sido capaz de percibir".

(Presidente Dieter F. Huchtdorf, Liahona de diciembre de 2010, pag. 4)

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