"Puede que la respuesta a su oración sea el semblante
de un viejo amigo, al que no han visto desde hace años
pero cuyas necesidades les vienen de repente a la mente
y al corazón y ustedes las sienten como si fuesen las
suyas. Esto ya me ha sucedido alguna vez. Viejos amigos
se han puesto en contacto conmigo para alentarme desde
largas distancias y tras el paso de los años, cuando solamente
Dios podría haberles
dicho de mi carga".
(Presidente Henry B. Eyring, Liahona de Julio de 2010, Pag.5)
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