lunes, 14 de noviembre de 2011

El modo de recibir revelación personal es en realidad muy claro

"El modo de recibir revelación personal es en realidad muy claro. Tenemos que tener el deseo de recibir revelación, no debemos endurecer nuestro corazón; luego, tenemos que pedir con fe, creyendo verdaderamente que recibiremos una respuesta; y después guardar diligentemente los mandamientos de Dios. El seguir ese modelo no significa que cada vez que le hagamos una pregunta a Dios la respuesta vendrá inmediatamente con todos los detalles de lo que debamos hacer. Sin embargo, significa que si guardamos diligentemente los mandamientos y pedimos con fe, las respuestas vendrán a la manera del Señor y a Su tiempo. Cuando era niña, pensaba que la revelación personal o las respuestas a las oraciones vendrían con una voz audible. De hecho, cierta revelación sí se recibe por medio de una voz real. Sin embargo, he aprendido que el Espíritu se comunica de muchas maneras. La mayoría de las veces, la revelación personal vendrá al estudiar las Escrituras, escuchar y seguir los consejos de los profetas y de otros líderes de la Iglesia; y al procurar vivir fiel y rectamente. A veces la inspiración provendrá de un solo pasaje de las Escrituras o de una sola frase de un discurso de conferencia. Tal vez recibirán su respuesta cuando los niños de la Primaria canten una bella canción. Todas éstas son formas de revelación."
(Hna. Barbara Thompson, Liahona noviembre 2011, págs. 9,10)

jueves, 3 de noviembre de 2011

partículas de luz que iluminan nuestra mente

"Debido a que las Escrituras se originaron de la comunicación inspirada del Espíritu Santo, son verdad pura. No debemos preocuparnos acerca de la validez de los conceptos que contienen los libros canónicos, dado que el Espíritu Santo ha sido el instrumento que ha motivado e inspirado a esas personas que los han escrito. Las Escrituras son como partículas de luz que iluminan nuestra mente y dan lugar a la guía e inspiración de lo alto. Ellas se convierten en la llave que abre el canal de comunicación con nuestro Padre Celestial y Su Amado Hijo Jesucristo."

(Elder Richard G. Scott, Liahona noviembre de 2011)